Editorial 35: La Revolución del Comercio Electrónico

Ricardo Escobar Moreno

Máster en Negocios Internacionales

El comercio es tan antiguo como la historia de la humanidad, desde la revolución cognitiva 70.000 años atrás, nuestros antepasados los recolectores cazadores ya intercambiaban a través del trueque, lo que posteriormente diera lugar a las cadenas globales de intercambio. Esto convirtió a todo el globo en una única esfera económica y política. Las personas continuaban hablando dialectos extraños, obedecían a gobernadores diferentes y adoraban a dioses distintos, pero todos creían en el intercambio. Sin esta creencia compartida, las redes comerciales globales habrían sido prácticamente imposibles (Escobar, 2021).

El comercio sigue existiendo, pero ahora tiene una versatilidad inimaginable. Las investigaciones sugieren que el comercio electrónico es fácil de emprender, proporciona entrega de información más rápida y abarata los costos, genera retroalimentación rápida sobre nuevos productos, mejora la atención al cliente, tiene acceso a una audiencia global, nivela el campo de competencia y apoya el intercambio electrónico de datos. Se trata de un canal de venta alternativo, permanente y dinámico, por el cual las empresas, grandes, medianas y pequeñas realizan intercambios comerciales a nivel local y foráneo. Principalmente, estas dos últimas no pueden costear el establecimiento de una red de ventas internacional. Por esta razón, el marketing por internet está adquiriendo importancia creciente entre las empresas exportadoras de los países emergentes, por ejemplo, a través de plataformas como; Alibaba, Mercado Libre y Wish.

A partir del surgimiento de este canal se ha reducido aún más las barreras físicas del comercio transfronterizo de mercancías, y desde luego del comercio de servicios, derivando en una estrecha, pero amplísima comunidad comercial virtual, donde cobra aún más sentido el término “aldea global”. Los datos muestran que estamos frente a una realidad y el proceso se torna irreversible, por más que la tendencia general sea rechazar lo nuevo y lo desconocido es imposible detener el avance y el progreso de la sociedad. Según la Ley de difusión de innovaciones popularizada en 1962 por Everett Rogers, la población de cualquier país se divide en 5 segmentos que a largo plazo y progresivamente tienden a adaptarse a los cambios y avances relacionados con nuevos conocimientos y formas de hacer las cosas (Vilaseca, 2014).

En pleno auge de la pandemia por el COVID -19 en el año 2020 se redujo dramáticamente el comercio transfronterizo de mercancías, lo que posteriormente ocasionó una crisis de escases de contenedores a nivel mundial. Los datos que recoge la Organización Mundial del Comercio “OMC” en 2020 indicaron una caída drástica del 12,9% en el volumen del comercio mundial. Contrario a esta tendencia, las compañías de comercio electrónico no solo que aumentaron sus ventas, sino que también en algunos casos triplicaron el precio de sus acciones desde el crash de los mercados financieros a finales de marzo del 2020. Es decir, la pandemia y el confinamiento fueron el punto de inflexión, para que el comercio electrónico se dispare y se consolide a nivel local y mundial.

A pesar de eso, todavía existe mucha resistencia y desconfianza. Los datos revelan que muchas personas, por ejemplo, en países emergentes como India, China y otros de Asia, desconfían naturalmente de las transacciones de comercio electrónico, lo mismo sucede en Ecuador y parte de Latinoamérica. En un estudio de comparaciones interculturales del uso de información en Internet y la interpretación y reacción que provoca revelaron diferencias importantes entre la cultura de un país y la tendencia a evitar la incertidumbre (Daniels, Radebaugh & Sullivan, 2013).

En el contexto de la reglamentación, en la segunda Conferencia Ministerial, celebrada en mayo de 1998 en el seno de la OMC, los Ministros, reconocieron la expansión del comercio electrónico mundial, que estaba creando nuevas oportunidades. Allí adoptaron la Declaración sobre el Comercio Electrónico Mundial. En ella se pedía el establecimiento de un programa de trabajo sobre el comercio electrónico, que fue acogido finalmente en septiembre de 1998 (Organización Mundial del Comercio, 2021). Mientras tanto en el ámbito local el 17 de abril del 2002, el entonces Congreso Nacional, promulgaba la Ley de Comercio Electrónico, cuyo objeto, así como el programa de trabajo de la OMC fue regular esta actividad. Entre otras, la Ley regula los mensajes de datos, la firma electrónica, los servicios de certificación, la contratación electrónica y la telemática.

Debido al avance y la dinámica de esta modalidad de comercio, dichas regulaciones podrían resultar ya rezagadas. La tendencia apunta a que se empleará más recursos económicos en salud, educación, arte, entretenimiento, deporte, ciencia, conocimiento y espiritualidad. Cada vez más personas procuran apoyar a compras de empresas y organizaciones que favorezcan la igualdad social, que promuevan el comercio justo, que apoyen a la producción orgánica o que fomenten el consumo local, esto se conoce como; consumo postmaterialista.Cada vez que pagamos por algo, estamos validando y aprobando la manera en la que se ha producido. Al poner nuestro dinero sobre el mostrador, estamos conformes con los antecedentes de dicho producto, los materiales y el destino que tome cuando no lo queramos o lo tiremos.

Por ahora, los retos del comercio electrónico no son menores, desde la ciberseguridad, los pagos electrónicos, el uso del big data y las cuestiones legales. El comercio electrónico representa una revolución en sí misma, que ha venido para quedarse. La facilidad para navegar y comprar a través del internet es asombrosa, esto inyecta una dosis directa de dopamina a nuestros cerebros, similar a lo que sucede instantes previos en los que un apostador corre su apuesta. Lo que se traduce en mayor disfrute y placer al navegar y comprar, esto dispara automáticamente el Efecto Diderot, que sostiene que obtener una posesión con frecuencia crea una espiral de consumo que conduce a realizar compras adicionales, (Schor, 1999) ¿A quién no le ha pasado?. Finalmente, esto refuerza aún más el éxito de las compañías e-commerce, de cara a una cuarta revolución de la humanidad y el consumo postmaterialista.


Bibliografía


Daniels, J. D., Radebaugh, L. H., & Sullivan, D. P. (2013). Negocios Internacionales Ambientes y Operaciones. México: Pearson educación.

Escobar, M. R. (2021, Agosto 28). El Chunucari. Retrieved from El Chunucari: http://elchunucari.blogspot.com/

Organización Mundial del Comercio. (2021, 07 11). Organización Mundial del Comercio</em>. Retrieved from Organización Mundial del Comercio: https://www.wto.org/spanish/tratop_s/ecom_s/ecom_s.htm

Schor , J. (1999). The overspent American: Why we want what we don't need. Nueva York: Harper Perennial.

Vilaseca, B. (2014). Qué harías si no tuvieras miedo. Bogotá: Penguin Random House Grupo Editorial.